Un amigo me contó,
de una rana voladora,
y ahora te narraré,
en versos aquella historia.
Se puso a mirar un día,
la ranita suntuosa,
el elegante y veloz,
vuelo de una paloma.
Sintió un poquito de envidia,
porque era orgullosa,
entonces quiso volar ,
y no ser más saltadora.
Saltando fue al palomar,
más cercano de la zona,
a dos aves se acercó,
y les dijo muy melosa.
«Palomas, yo quiero ser,
una rana voladora,
pues me quiero convertir,
en batracio muy famosa.
Tras larga conversación,
no pudieron las palomas,
a la rana convencer,
de que era una idea tonta.
Pero a fin de complacer,
a la rana vanidosa,
decidieron inventar,
un vuelo de nueva forma.
Se buscaron un cordel,
y comenzaron la obra,
se lo tuvieron que atar,
a las patas, las palomas.
La rana debía tomar,
esa cuerda con la boca,
y la paloma, al volar,
sería transportadora.
Al fin pudieron lograr,
esa hazaña meritoria,
y salieron a mirar,
multitudes muy curiosas.
Se oyó al público exclamar,
«¡Qué gran rana voladora!
Si hasta parece un avión,
con sus alas y su cola.
¿A quién se le habrá ocurrido,
esa idea novedosa?
¡Sólo un cerebro genial,
será capaz de tal cosa!
La insoportable emoción,
de sentirse prodigiosa,
hizo a la rana gritar
¡Yo soy, yo soy, la inventora!
Nada más hay que añadir,
que la rana abrió la boca,
y se le salio el cordel,
de inmediato cayó al suelo,
y allí terminó la historia.
Maura Boteroj
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