lunes, 3 de mayo de 2010

LEPEROS GENTE SANA

Leperos, gente afamada,
industriosa y sencilla,
gente estigmatizada,
por chistes de pacotilla.

Arrastran gran dignidad,
el peso de los simplones,
les achacan sin piedad,
los chistes mas facilones.

Las cosas que aquí yo cuento,
les pasan a los leperos,
dado que es este momento,
de compartir sin los peros.

Los leperos van en tropel,
al medico, porque ¡pardiez¡
en la puerta dice un cartel,
“Consultas de ocho a diez”.

Los leperos en formación,
ponen ajos en la calle,
mejoran la circulación,
y eso es todo un detalle.

En su vivienda, el lepero,
hace ventanas redondas,
para que pueda entrar el Sol,
sus casas quedan cachondas.

El buen amigo Pacheco,
champú no usa al ducharse,
pues pone “Para pelo seco”,
y el acaba de mojarse.

¿Y que decir de la cruzada,
de arrancar todas las plantas,
buscando la raíz cuadrada?,
solo quedan unas cuantas.

En el Lepe, muchas gentes,
van de smoking a la óptica,
a graduarse sus lentes,
¡Vaya cosa más exótica¡.

Se ve a mas de un lepero,
hacerse aire con serrucho,
“!El aire de la sierra es sano¡”,
oyeron a un medicucho.

Casi todo buen lepero,
de vampiro y con arado,
para sembrar mucho pánico,
anda siempre trajeado.

Ponen siempre en una tela,
patatas en la ventana,
cuando hace un frío que pela,
se ahorran media mañana.

Se utilizan muchos fondos,
y gastan muchos caudales,
en hacer sobres redondos,
para mandar circulares.

Del avión salta el lelo,
con un frasco en la cabeza,
“Para caídas de pelo”,
vio que en su etiqueta reza.

Le dicen, “arranca el tractor”,
contesta él asombrado,
y con un cierto candor,
“Yo no lo veo plantado”.

Para que ría un domingo,
se le cuenta a un lepero,
un chiste el martes y ¡bingo¡ ,
y el jueves si es chabacano.

Aquel lepero estudió,
diez horas en su cocina,
el medico prescribió,
“Un examen de la orina”.

A un lepero alguien pidió,
“dame algo funda-mental”,
y el andaluz aquel le dio,
su boina, como es normal.

Doce leperos osados,
al polo fueron a jugar,
por mas que fueron buscados,
no se les pudo encontrar.

Aquel médico fue la hostia,
“!Doctor, que tal la operación¡”,
“!Anda¡ ¿No era una autopsia?”,
y así acaba esta función.

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