Por tu mar voy navegando,
y gritando estoy al viento,
tu nombre siempre cantando,
con estima, sin lamento.
Estoy solo y en vacío,
como sauce y el acebo,
como aroma de tomillo,
o la esencia del romero.
Siento anhelo y ansiedad,
de arribar a tu destino,
tengo que verte, querida,
con ansia de peregrino.
Te daré, lo que me pidas,
de mi mente, lo mejor,
pero dime amada mía,
que deseas mi fulgor.
Ranza Poeta modernista
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