lunes, 14 de marzo de 2011

ROZANDO TU ESPALDA

                                                                  De la crujiente seda,
que resbalara al suelo,
emergió tu figura,
con entorno supremo.

Rozaba sobre tu espalda,
las yemas de mis dedos,
quemándome la blancura,
de tu piel de fuego.

La rosa de tus labios,
daba miel con besos,
y fue mi ardiente boca,
abeja de embelesos.

Delante, sin desmayar,
erguidos, redondos y prietos,
izaban cuencos de nieve,
tus pechos.

Abajo, los azabaches rizos,
de tu pubis, erizados,
por el candor sublime
hacían manar lúbrido y húmedo,
el néctar de tu fresco perfume.

Y con amor, iluminada y cegada,
estremeció tu cuerpo,
vertiendo la tibia sabia,
a mi extasiado cuerpo,
con excelso portento.

Ranza Poeta modernista

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