martes, 24 de noviembre de 2009

INFANCIA Y MADUREZ



Cuando jugaba de niño,
no cesaba de pensar,
en el día de mañana,
¿Donde podría llegar?

Meditaba ser guerrero,
y también afilador,
colchonero o carpintero,
era un feliz soñador.

Fueron años de penuria,
de trabajo y de sudor,
tiempos eran de postguerra,
cada Padre era el mejor.

Con el Catón y los juegos,
te enseñaban a callar,
respetar a los mayores,
jamás, debías odiar.

Con que ilusión ansiabas,
tus pecados confesar,
para la estrena de un traje,
y marchar a comulgar.

En la escuela terminabas,
la Cultura General,
con Miranda Podadera,
y un examen de final.

Con ansiedad y alegría,
conseguías trabajar,
más, seguías estudiando,
para tus metas lograr.

Con empeño laborabas,
en tu Ciudad industrial,
con humos, calor y hedor,
por un mísero jornal.

Con mas horas y Festivos,
intentabas ahorrar,
para el día de mañana,
a tu novia desposar.

Marchabas airoso a filas,
solo por ser español,
aprendías la instrucción,
bajo los rayos del Sol.

Algo quedo de la mili,
ser paciente, servidor,
no replicar, obediente,
a la orden, si señor.

Veinticinco años de vida,
circulan por mi interior,
y España iba cambiando,
e íbamos a mejor.

Llego mi día soñado,
al fin, me pude casar,
llevando emocionado,
a mi amor junto al Altar.

Con empeño y decisión,
ibas cambiando tu hogar,
bicicleta, lavadora, nevera,
incrementaron mi ajuar.

Atrás quedaban rencillas,
viejo era el Dictador,
el Decreto y el Precepto,
cada vez eran menor.

Y por los años setenta,
nos pudimos empeñar,
compramos un piso nuevo,
nuestro era de verdad.

Ya las cosas mejoraron,
nacía la Oposición,
el desarrollo iniciaba,
expresabas tu opinión.

Dejamos de ser los hijos,
empezamos a ser Padres,
creamos una Familia,
y de ella responsables.

Ya sobre los ochenta,
vino la consumición,
televisión, automóvil,
los impuestos a montón.

Nuestros hijos estudiaron,
con mucha imaginación,
y también se liberaron,
perdiendo la educación.

La nueva generación,
delira con vacaciones,
conociendo sus derechos,
olvidando obligaciones.

Aparecieron las drogas,
se propago el alcohol,
y aprovechan bien la noche,
hasta que aparece el Sol.

Todo el salario que ganan,
con sabor derrocharan,
pronto se compran su coche,
sus letras, me endosaran.

Aproximan los noventa,
y los hijos no se van,
se van haciendo mayores,
¿Cuando se nos casaran?

No colaboran en casa,
siempre cansados están,
a toda hora pidiendo,
favores, nunca te harán.

Conviven con su pareja,
que nunca desposaran,
dicen que eso no se lleva,
pronto se separaran.

Luego quedaran sus hijos,
que nietos míos serán,
y nos tocara educarlos,
porque sus Padres se irán.

Atendemos nuestros Padres,
cuando mayores están,
criamos a nuestros hijos,
y a sus hijos que nos dan.

Entonces estoy pensando,
¿Mis hijos donde estarán,
cuando lleguemos a viejos,
que atenciones nos darán?

Yo le rogare a mi Estrella,
que me guarde sin cesar,
y cuando pierda mi sino,
que me reclame a su Hogar.
Ranza (Poeta valenciano modernista)

No hay comentarios:

Publicar un comentario