Mujer, dicha de mujer,
allá donde vayas, como no las haya,
Dios acertó con su buen hacer,
y te formo linda, bella y deseada.
Tienes el encanto de piel agarena,
también luces brillo de negro azabache,
llevas la blancura de la tierra Helena,
y luces encantos del Trópico y Granche.
Delicada eres, hábil y constante,
tu cuerpo es preciado y rico de miel,
dulce, tierna y entregada amante,
que haces muy dichoso al esposo fiel.
Eres capaz de amar intensamente,
después de hacer amor la noche,
y al alba despertar alegremente,
y verte enmarcada en un caro broche.
Todos admiramos el valor que tienes,
el hombre te añora y te busca anonadado,
primero por tu mente repleta de bienes,
después, por tu cuerpo torneado y modelado.
Ranza (Poeta modernista Valenciano)
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